(Actualización de 25 de marzo de 2024)
Virginia Pérez Rejas es hoy una de las pocas mujeres que se ha hecho cargo de la gestión y dirección de una empresa de madera, como es la de Maderas Orencio, industria dedicada a la primera transformación maderera vive y trabaja en Hontoria del Pinar tras abandonar su anterior empleo, vinculado a la sanidad, por motivos de salud (padece una enfermedad poco común).
Formadora en inteligencia emocional (coaching) y estudiante de Psicología en la UNIR, llevaba años con la idea de escribir un libro de autoayuda con pequeños relatos autobiográficos en los que repasa toda su vida desde la infancia. Ella cree que su formación ha sido muy válida para desarrollar la tarea que está desempeñando al frente de la empresa.
Considera que por el hecho de ser mujer,y en un sector cono el de la madera, le han puesto difícil poder abrir camino, y no puede evitar la emoción cuando habla de su padre. Está ya en proceso un segundo libro que no descarta presentar antes de terminar el año.
- ¿Cómo surge la idea de hacerse cargo de una empresas de maderas en Hontoria?.
- Yo vengo del mundo de la sanidad. Es algo que tenía de toda la vida. Yo quería estar en la fábrica. Es algo que me tiraba. Estaba entre Pinto y Valdemoro. Yo tenía vocación y quería ejercer. Llega un momento en que mi salud comienza a darme toques. Tengo una enfermedad rara: Piel de mariposa. Me salen muchas úlceras, y en una de ellas estuve a punto de perder la visión. Ese fue mi punto de inflexión. Al final dije: lo que yo quiero es la fábrica. Me encanta mi profesión, pero afecta a mi salud.
- Y en este dilema, el incendio de la empresa…
- Yo en 2012 ya quería venirme aquí, pero ocurrió el incendio de la fábrica, y en el verano de 2014 pedí el cese voluntario. Ya no volví al hospital.
- ¿Ha sido fácil hacerse con las riendas de un aserradero de madera?.
- En este tiempo ha habido como dos fases. Hasta el 2019 fue accesible, ya que estaba mi padre., y él me ayudaba. En 2019, él cae enfermo, y me tuve que hacer cargo yo de la empresa. Ahí es donde estuvo la prueba más dura. El mundo de la madera es un mundo de hombres. Hay mujeres que están en la oficina, y la empresa la dirige o el hermano o el padre o un jefe externo. En mi caso no fue así, y soy yo la que afronta tanto la administración como la gerencia. No ha sido fácil. No me lo han puesto fácil.Ha habido muchas trabas. Una mujer en la oficina está bien, pero una mujer negociando los precios de la madera, no se acaba de ver bien.
- ¿Es básico para este territorio continuar con las fábricas de madera?.
- El sector de la madera es el corazón de toda esta comarca. Las diferentes fábricas de los pueblos, como aserraderos, de palets, trituradoras…tienen estrecha relación con la madera. Conseguir ahora que no se cierre una empresa es algo muy serio e importante, y aún más para una zona como la nuestra con el problema de la despoblación. Por eso es importante sacar adelante una iniciativa como ésta.
- ¿Te ha respondido y apoyado el equipo humano del aserradero?.
- Al principio fue un poco caótico. Había mucha incertidumbre. Encima nos metimos de lleno en la pandemia del covid. Encima, en plena pandemia fallece mi padre. Al final, se quedaron, aunque la gente ha ido rotando por circunstancias familiares, pues algunos se han marchado de Hontoria. Ahora la empresa tiene diez trabajadores, y si me gustaría pode ir ampliando a alguno más.
- En este tiempo, ¿Has podido compaginar el tema laboral con tu vida familiar?.
- Al principio me volqué mucho con la empresa, ya que yo desconocía muchas cosas que tenía que aprender. En el momento en que hemos alcanzado una estabilidad, hemos alcanzado el equilibrio. La decisión de quedarme con la empresa ha sido mía. No era nada impuesto. Mi padre también me preguntaba: Hija al final qué vas a hacer, y luego afirmaba: ella va a quedarse con la empresa, y yo quiero que se quede. Ha supuesto un sobreesfuerzo, pero ahora miro a atrás, y digo bien.
- ¿Te ha ayudado tu formación para la gestión de la empresa?.
- Cualquier persona que dirija una empresa es importante que se conozca a sí misma. Mi formación en el mundo de la inteligencia emocional me ha venido muy bien. Ha sido fundamental saber gestionar las emociones. Si consigues mantener esa firmeza y mente fría, vas a transmitir tranquilidad a los trabajadores, y más en una empresa pequeña como es ésta.
- ¿Falta unión en el sector de la madera?. ¿Va cada uno por su lado?.
- Sería ideal para unión. Cada empresario tiene su forma de ser. Si tú ves a los otros como compañeros, llega un momento que no te importa ayudar o apoyar; pero si los ves como competencia, eso no suma, y parece que te unes pero a la hora de la verdad, no. Veo mucho egocentrismo.
- ¿Habeis tenido apoyo de las instituciones públicas?.
- En el caso del incendio, no. Mi padre sí estuvo contacto con la Federación de Empresarios. Ahora, he tenido contacto con Asopiva, y les he propuesto iniciativas para acometer en el futuro, y me han respondido bien. A ver lo que se puede hacer.
- Mirando al futuro…
- Lo primero es consolidar lo que tengo, y voy un poco a demanda de lo que vaya ocurriendo. Creo que si piensas alto, llegarás lejos. No descarto abrir una nueva línea de producción y contratar más gente. Quiero estar con los pies en la tierra, pero si veo que hay una demanda de producción determinada, me gustaría responder bien. Sí, yo estoy ilusionada por ampliar.
- Gustó mucho tu libro ‘Te lo diré cuando te vuelva a ver’. ¿Piensas en un nuevo trabajo?.
- Estamos en ello, y si todo va bien quizá para Navidades ya esté publicado. Por una parte, puede ser como la segunda parte del primero. Seguimos con la inteligencia emocional y el desarrollo personal, la importancia de conocerse a sí mismo. Es un libro que tenía ganas de sacar hace tiempo, pero que, por diversas circunstancias como ésta de la empresa, no ha podido ser, y ahora sí que he avanzado.
- ¿Crees que tu padre se sentiría orgulloso de ver cómo llevas la empresa y tu desarrollo personal?.
- Yo definiría este tiempo como un aprendizaje continuo en un mundo que yo creía que conocía, pero que, en realidad, desconocía en su totalidad. Es un orgullo seguir en Maderas Orencia. Un amigo de mi padre me dijo tiempo después de su muerte que él le había dicho: “ahora ya me puedo morir tranquilo, pues que la empresa la lleva mi hija, y la lleva bien”.